UE endurece postura sobre el retraso del Brexit, mientras crisis política toma vuelo contra May
Michel Barnier puso condiciones para la extensión del divorcio, horas antes de que la premier formalice su pedido antes de la cumbre de los líderes europeos en Bruselas.
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La Unión Europea endureció su tono hacia el Reino Unido: no habrá concesiones ni un largo aplazamiento de la salida del país del bloque si Londres no propone “algo nuevo”.
La advertencia fue hecha por el negociador de la UE para el Brexit, Michel Branier, a sólo 48 horas de que la premier británica, Theresa May, participe en la crucial cumbre de líderes europeos sin garantías de cómo -y si es que- van a salir de la zona común.
“Una extensión prolongará la incertidumbre y esa incertidumbre tiene un costo. No podemos hacerlo sin tener una buena razón”, dijo el alto funcionario europeo en una rueda de prensa tras una reunión de ministros en Bruselas.
“Los líderes de la UE necesitarán un plan concreto para poder tomar una decisión informada”, agregó.
De esta manera, echó por tierra las intenciones de May de seguir presionando a los parlamentarios euroescépticos con la posibilidad de que el Brexit sea anulado si es que no respaldan su acuerdo.
Barnier además dijo que cualquier solicitud de extensión de Downing Street deberá estar basada en “un nuevo proceso político” interno, un mensaje que fue interpretado como la posibilidad de que se pueda desencadenar una nueva elección general, un referendo o una nueva iniciativa de todos los partidos de la Cámara de los Comunes.
Ello se sumó a la presión interna que enfrentó ayer la premier por parte de su propio gabinete y al debate que ha surgido desde Francia y Alemania respecto de sus posiciones. Mientras París apunta a que May debe asegurar una mayoría parlamentaria a su plan, Berlín se ha mostrado menos demandante al respecto.
Crisis política
Luego de que fracasara el plan de la premier de llevar su acuerdo sobre el Brexit al Parlamento para un tercer voto, antes de la reunión de mañana de los líderes de la UE, May se vio forzada a escribir una carta al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, para solicitar un retraso de la fecha de salida.
La misiva será entregada hoy, aunque no se conoce exactamente cuál plazo pedirá. Ayer enfrentaba una férrea oposición en su propio gabinete con sus ministros amenazando con renunciar si se quedan dentro del bloque después de junio.
Ésta era una de las opciones que manejaba la primera ministra para presionar a los legisladores a que aprobaran su tratado. Les había planteado que si lo volvían a rechazar pediría una extensión más larga, obligándolos a participar en las elecciones europeas.
Un tercer “voto significativo” ahora se hará la próxima semana, teniendo una posición más clara de lo que está dispuesta a aceptar la UE.
Según otro alto funcionario del bloque, podría proponerse que hasta mediados de abril se decida si se prorroga el Brexit hasta 2020 o si se corre el riesgo de irse en tres meses sin un acuerdo.
Posición dura
Las palabras de Barnier fueron desconcertantes para Downing Street, que no esperaba una posición tan dura por parte de Bruselas.
Aunque Barnier no tiene la última palabra sobre lo que se decidirá sobre la extensión del artículo 50 -porque la decisión será tomada por los 27 jefes de gobierno-, sus palabras fueron evaluadas con sumo cuidado porque la UE ha sido muy disciplinada en mantener una línea común a lo largo de este proceso.
El negociador del bloque advirtió a May que no debe tomar por sentado que se le aceptará la prórroga. En lugar de tratarlo como un hecho, Barnier insistió en que la decisión tendrá desventajas y que la UE podría buscar unir condiciones.
Una extensión, dijo, traerá costos políticos y económicos para la asociación. Por ello, buscarán claridad sobre si la decisión será realmente útil para todos.
Y agregó que todos deberían “finalizar todos los preparativos para un escenario sin acuerdo”.
Próximos escenarios
Mañana y el viernes se reúne el Consejo Europeo en una cumbre para decidir si aprueba -o no- la extensión del artículo 50.
Si lo rechaza, el Reino Unido abandona el bloque el 29 de marzo.
De lo contrario, se abren varios escenarios: la UE da luz verde a una extensión corta, con lo que May presentará a los Comunes su acuerdo “con algunos cambios” y debe aprobarlo rápidamente.
Si Bercow acepta debatir ese plan, se procede a votar y el país podría o salir del bloque con un nuevo acuerdo o el gobierno quedaría en una posición en la que deberá repensar completamente su estrategia.
Si, por el contrario, lo rechaza, se abre la puerta a una crisis constitucional con la opción de que el Legislativo se vea forzado a pedir la conformación de una nueva sesión.
Si ninguno de estos escenarios se cumple porque la UE optó más bien por aprobar una extensión mayor -más allá del verano (boreal) teniendo que participar en las elecciones europeas- May enfrentará un duro desafío a su liderazgo.
Ello podría derivar directamente en elecciones generales, en un total punto muerto -que también lleve a los comicios-, en un segundo referendo o en que May logre un nuevo acuerdo y el Reino Unido concrete el divorcio con esa hoja de ruta.